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#76 Los nuevos límites (18.04.24)

Publicado: 2024-04-29

En 1972, año que espero mis padres recuerden con cariño, se publicó ‘Los límites del crecimiento’. El reporte de una investigación encargada por el Club de Roma a un grupo del Instituto de Tecnología de Massachussets, que intentó algo que no se había hecho hasta entonces: modelar el futuro del planeta.

Simplificando bastante, se identificaron cinco componentes representativos de los principales fenómenos que influenciaban al planeta: el crecimiento poblacional, la producción agrícola, el agotamiento de los recursos no renovables, la producción industrial y la contaminación. Enormes bases de datos se incorporaron en el modelo de computación World3, que era capaz de proyectar sus trayectorias y cómo estas se influenciaban entre sí, hasta el año 2100. La conclusión fue que si las tendencias continuaban era muy probable que la contaminación aumente y los recursos naturales, la producción de alimentos y la industria decaigan y, en consecuencia, la población se desplome.

En sus más de 50 años, "Los límites" se ha cuestionado numerosas veces, pero a la larga la realidad lo ha validado y ratificado su advertencia: si no cambiamos nuestro manejo de los recursos naturales vamos camino al colapso, y mas nos vale establecer límites al crecimiento.

La advertencia no es novedad. Los noticieros nos la recuerdan a diario y los científicos nos dan actualizaciones periódicas de cuánto nos acercamos a los límites, y alarmas cada vez traspasamos alguno. Entretanto, ¿Cómo hemos reaccionado? Haciendo lo diametralmente opuesto: el crecimiento ha aumentado y se ha acelerado, y recientemente develado una curiosa paradoja que es el motivo de esta columna: hace 50 años se temía que el uso de los recursos excediese su capacidad de regeneración, pero lo que comienza a verse ahora es que la oferta comienza a superar la capacidad de aprovechamiento. Es decir, vamos camino a superar el límite mismo del consumo.

El ejemplo aludido solía ser el duopolio de las compañías Boeing y Airbus, la primera norteamericana y la segunda europea, que producen aviones de tráfico transcontinental que, por su sofisticación tecnológica, alto costo y mercados cautivos no admitían más competidores. Y tal vez en la misma dirección evolucionen las compañías de tráfico y transporte espacial, donde destacan Space X y Blue Origin, aunque haya una pléyade de compañías más pequeñas pugnando por convertirse en proveedoras de las agencias espaciales.

Pero si estiramos esta lógica de copamiento a las compañías de redes sociales veremos el patrón repetirse: Facebook, Youtube, Whatsapp e Instagram, superan cada una los dos billones de usuarios. El buscador Google es utilizado por cinco billones de personas, sin contar los otros muchos servicios que el ecosistema de Google ofrece, como correo electrónico, música, almacenamiento de datos, etc.

En el mundo existen alrededor de dos millones de computadoras, que llevan instalados sistemas operativos en las proporciones siguientes: 73% Microsoft Windows, 16% macOS de Apple, cerca de 2% ChromeOS de Google, y casi 4% Linux. En los teléfonos celulares, Android (otra compañía perteneciente a Google) es el sistema operativo utilizado por casi 70% ¿Y el restante 30%? no está compartido por otras compañías, sino son iPhone que pertenecen a Apple, que tienen instalado por defecto el sistema operativo iO2.

Hace un par de años, la llamada guerra de los servicios de streaming enfrentó a Netflix, Disney+, Amazon, Apple TV, HBO Max y otras por el dominio del mercado norteamericano. Lo interesante es que esta no terminó con ganadores y perdedores, sino cuando las partes vislumbraron que pronto no habría más a quien venderle, pues simplemente, habían alcanzado el límite del consumo. Un fenómeno que probablemente se haga más y más común.

Recordemos, en el mundo ya hay más teléfonos celulares que personas.


Escrito por

daniel callo-concha

Científico profesional y divulgador aficionado www.danielcallo-concha.com


Publicado en

2 min desde la ciencia

Columna de análisis quincenal: La mirada de un científico en 500 palabras (un lector medio lee 250 palabras por min)