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#75 Lenguaje inclusivo (04.04.24)

Publicado: 2024-04-15

Hace un par de semanas el gobierno del estado federado de Bavaria, al sur de Alemania, se opuso a la tendencia que promovía el uso del llamado lenguaje inclusivo. El argumento fue terminante: “el lenguaje debe ser claro y comprensible.” Otros estados ya habían oficializado el uso del lenguaje inclusivo (eso es posible porque Alemania es una federación), lo que ha creado una pequeña controversia.

En alemán, lenguaje inclusivo significa, por ejemplo, insertar asteriscos, espacios o letras mayúsculas entre las palabras para hacerlas ambivalentes en cuanto al género, como en Student*n para decir estudiantes. Polémicas similares se han dado en otros idiomas. Por ejemplo, en inglés, se ha hecho muy popular que interlocutores notifiquen su artículo preferido: he, she o they; en español, hay quienes modifican las partículas que definen el género, como en tod@s, todxs y todes; o en francés, donde se ha sugerido el uso iel para sustituir a elle (ella) e il (él).

El debate está en curso e infelizmente parece que deviene en otra batalla cultural más entre conservadores y liberales. El peso de la ideología aquí tiene sentido, porque aunque parezca reciente el lenguaje inclusivo fue propuesto hace medio siglo por feministas con intención fundamentalmente reivindicativa y su reverdecimiento se debe a demandas similares de la comunidad LGBTIQ+.

Pero al margen de las diferencias doctrinarias los especialistas parecen tener las cosas claras. En el 2012 la Real Academia Española revisó el “sexismo en el idioma” y rechazó tajantemente el lenguaje inclusivo por su incoherencia gramatical y atentar contra la economía del lenguaje. Esto que fue ratificado en un informe ad-hoc en el 2020, donde sutilmente se sugirió desacoplar la ideología y equidad de las reglas lingüísticas. En el francés la respuesta ha sido más categórica y menos diplomática. La academia francesa en el 2017 ha tildado de “aberración” a la escritura inclusiva y el ministerio de educación ha prohibido su uso en la educación básica en el 2021.

Interesantemente, lo contrario ocurre con el inglés. En su centro de difusión cultural actual, Los Estados Unidos, al no haber una entidad guardiana de la “corrección lingüística” son las organizaciones de gobierno y civiles, y las corporaciones comerciales las que han abrazado el lenguaje inclusivo como vehículo de integración y cierta motivación clientelar.

Se sabe que las lenguas no están esculpidas en piedra y mutan en el tiempo, en función o a pesar de que las personas nos acostumbremos y encumbremos palabras, formas y usos. Sin excepción, las lenguas están destinadas a cambiar, absorber, perder, integrarse y cada vez más a desaparecer. A los puristas no les queda sino resignarse a ello. Lo que podemos apreciar en tiempo real, en la inacabable extrañeza de los adultos mayores al comunicarse con adolescentes.

Pero, por otro lado, también sabemos que estos cambios son graduales y progresivos. La evolución en los lenguajes ocurre en periodos prolongados, ya sean cambios intencionales o espontáneos, estos necesitan de décadas y hasta generaciones para establecerse. Y una vez que esto ocurre, nada garantiza que los cambios trasciendan y se fijen, y puede que tan sutilmente como aparecieron, desaparezcan.

Así es que imponer cambios amparándose en el progresismo u oponerse a ellos por transgresores, están ambos predestinados al desacierto. Y como evidencia recordemos a las palabras “señorito” y “señorita”, fenecida la primera y moribunda la segunda.

Para terminar, vale recordar que en esta inevitable evolución de los idiomas solo dos tendencias aparecen claras: su número y su complejidad se reduce. Las que son consecuencia directa a su función ultima. Pues sobre todo el lenguaje debe ser claro y comprensible.

Pd. Gracias a AB, por la expiración.


Escrito por

daniel callo-concha

Científico profesional y divulgador aficionado www.danielcallo-concha.com


Publicado en

2 min desde la ciencia

Columna de análisis quincenal: La mirada de un científico en 500 palabras (un lector medio lee 250 palabras por min)