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#72 Demiopía y moral (22.02.24)

Publicado: 2024-03-04

(Esta no es una columna usual, no hay ciencia ni elucubración. El contexto me ha obligado a esbozar un par de ideas que espero valgan los dos minutos, y si cabe, una reflexión).

Entre las enfermedades de la vista más difundidas están la miopía, la hipermetropía y la ambliopía, que se refieren a las dificultades para ver de lejos, ver de cerca y ver con nitidez. La demiopía, que significaría mirar la mitad o mirar parcialmente es una afección que no existe. No clínicamente, pero infeliz y a veces trágicamente sí, en nuestras percepciones y opiniones.

Si los incidentes sanitarios, políticos y ambientales de los últimos años ya nos habían puesto en orillas opuestas, la guerra israelí-palestina está agotando la poca empatía que nos queda. Las posiciones que trasiegan en la prensa, la política y entre la gente común y corriente suelen ser unilaterales y parciales. Cuando alguien se refiere al tema es, 99 de 100 veces, para condenar las intenciones y acciones de un lado y tácitamente condonar las del otro.

Los argumentos son incontestables para unos en cuanto incomprensibles para otros. Dicen unos que los ataques a los Kibutz no ocurrieron en una burbuja, pues dados los asentamientos forzados y francotiradores sionistas, era cuestión de tiempo que ocurrieran. Dicen otros que los terroristas de Hamás se escudan tras niños y civiles debajo de hospitales, y que no hay alternativa sino acorralarlos y bombardearlos.

Todo destila polaridad. Son los buenos contra los malos. Y claro, el nuestro es el lado de los buenos, con la axiomática consecuencia de que los malos son los otros. Al exponernos a argumentos en contra ¿cómo reaccionamos? Poniéndolos en duda, impugnando su evidencia o de plano desoyéndolos. Y si eso no alcanza, cuestionamos al mensajero, o peor, lo censuramos, lo cancelamos.

Tal polaridad ha ascendido a la política. Hay estados que han convertido su razón de ser la destrucción de otro. Varios proscriben expresiones que favorezcan a los otros como atentados a su patriotismo. Gobiernos, instituciones multilaterales y entidades arbitrales que asumen posiciones adversas son acusadas de parcialidad y de complicidad. Y poco a poco, a medida que los muertos han ido aumentando, hemos desenterrado palabras que preferiríamos olvidar, como apartheid, genocidio y hasta holocausto.

Si bien lo resumido arriba ya es bastante malo. Algo que resulta especialmente doloroso es que algunos atribuyan a sus posiciones un valor ético y juzguen a quienes favorezcan al lado opuesto de ‘confusión moral’. Apelar a nuestros valores sobre el bien y el mal y condicionarlos a cierta posición es algo infeliz, venga de un líder religioso, un filósofo locuaz o un político interesado.

¿Tiene color el dolor? ¿No es igualmente trágico que una madre pierda un hijo sea del lado que sea? ¿No es tan condenable matar con rifles que con misiles? ¿No es tan injusto desoír a quienes reclaman por familiares, como a los que piden comida y agua?

Una verdadera confusión moral ocurrirá cuando dejemos que el fin amodorre nuestros sentimientos y emociones, cuando creamos que es favorable poner en la balanza 30000 muertos contra 2000 años, sea del lado que sea. Cuando veamos una mitad y no más.


Escrito por

daniel callo-concha

Científico profesional y divulgador aficionado www.danielcallo-concha.com


Publicado en

2 min desde la ciencia

Columna de análisis quincenal: La mirada de un científico en 500 palabras (un lector medio lee 250 palabras por min)